jueves, 14 de febrero de 2008

Información y propaganda

Por Andrea Lobos

En una entrevista que se le realizó a propósito de la salida de su libro “Propaganda K”, María O´ Donell afirmó que la diferencia entre la información y la propaganda es que “la propaganda es parcial y busca influir sobre los ciudadanos en favor de un candidato o de una idea determinada” y agregó “ todos los políticos hacen propaganda, el problema se plantea cuando la propaganda se financia con fondos del Estado, porque significa una ventaja para quien ejerce el poder sobre sus competidores, alienta la corrupción cuando no existen normas que regulen el reparto de la publicidad oficial y además se presta para la cooptación de medios y periodistas que dejan de hacer su trabajo a cambio de los avisos del Estado”.

Según O´Donell todos los políticos hacen propaganda, el problema es cuando ésta se hace con fondos del Estado, y además se utiliza para presionar tanto a periodistas como a los medios. Si los periodistas y los medios no son complacientes con el gobierno, se les retira la publicidad oficial. Esta medida es sumamente perjudicial para aquellos diarios, canales de Tv y radios que se sostienen con estos fondos.

La definición que da la periodista entre información y propaganda deja clara la diferencia de propósitos que cada una tiene. La propaganda busca influenciar, ya sea a favor de una idea, de un candidato, de una acción de gobierno. En cambio la información no tiene como objetivo influenciar, sino dar a conocer, hacer visibles situaciones, ideas que permanecen desconocidas para la mayoría de los ciudadanos.

Ahora bien, cómo diferenciar la información de la propaganda. Por ejemplo, se sabe que todos los gobiernos dan a conocer las obras de su gestión, para eso contratan espacios en radio, TV, diarios, donde se muestran a presidentes cortando cintas de inauguración, escuelas que se construyen, etc. etc. Estas propagandas son claramente identificables, no hay dudas de que el gobierno quiere “vendernos” algo. El problema surge cuando no es posible darse cuenta a simple vista. Cuando algo que es propaganda se da a conocer como simple información.

Uno podría decir que esto pasa todo el tiempo. Basta con mirar la sección de política y economía de los diarios, donde muchas veces se leen noticias que se publican sin la menor visión crítica. La prensa cae con frecuencia en las redes de los políticos que aprovechan la necesidad de información que tiene los periodistas, para dar a conocer su propia versión de los hechos.

Entonces cuando buscamos en el diario alguna palabra que tenga una mirada crítica sobre los hechos, que no reproduzca la palabra hegemónica ,sólo encontramos notas escritas con una prolijidad exasperante. Ni hablar de los noticieros televisivos que muchas veces se compartan como verdaderos órganos de prensa del gobierno de turno.

Jorge Halperín cuenta en Noticias del poder lo que sucedió en el diario El País de España, con la publicación del diario del día del atentado en Atocha. El editor del diario habló con José María Aznar, y éste le dijo que el autor del atentado había sido la ETA. En la edición de ese día se publicó en tapa esa información. El editor no dudó de la palabra de Aznar ¿cómo dudar del primer ministro? La cuestión es que el periodista cayó en las redes del político que estaba en campaña, y necesitaba salir airoso de esa situación. En este caso sin quererlo había abandonado el campo de la información para pasar al de la propaganda.

Informar es dar a conocer todas las facetas de un hecho, es darle la voz a todos los protagonistas del acontecimiento. Para eso hay que consultar todas las fuentes que sean posibles. Cuando eso no pasa, se está reproduciendo sólo un discurso, el discurso del poderoso, y ya no se está informando, sino tratando de influir en la mirada que se pueda tener de ese acontecimiento.

Por supuesto que existe una distancia entre la propaganda de los gobiernos peronistas de la década del ´40 y la propaganda de la actualidad. Tecnología mediante los mecanismos discursivos han adquirido una sutileza que tal vez en otros tiempos no habían tenido.

Tal vez a los lectores, televidentes, les cueste discernir donde empieza una y termina la otra, pero los periodistas sí saben lo que están haciendo, (o por lo menos deberían) y tienen la responsabilidad de chequear cada una de las fuentes.

jueves, 7 de febrero de 2008

Leonardo Villafañe y el periodismo digital



Leonardo Villafañe, editor de elcronista.com, explicó las diferencias y coincidencias entre un diario digital y el impreso. Y su evolución: “Hay una etapa de transformación en la que todavía no le hemos encontrado la vuelta hacia donde vamos yendo. La aplicación de las nuevas tecnologías hace que uno improvise en el momento. Somos como los conejitos de india de algo que se está pariendo, que es un nuevo modelo de trabajo para el periodista”

Sobre los nuevos conocimientos que se les exigen a los profesionales que se incorporan a una redacción de un diario (o su versión) digital destacó: “Antes se exigía más el escribir, chequear las fuentes, ser bueno investigando, titulando, etcétera; pero ahora a los chicos que están entrando en los sitios se les pide además que sepan cortar audio y video”

“Una de las cuestiones que agregan las redacciones web es la reunión de distintos oficios; lo cual es comparable con los inicios de lo que sucedió con la manufactura capitalista. Se pasó de distintos oficios artesanales a estar todos reunidos bajo un mismo techo. Internet, usándolo como metáfora, de alguna manera lo recrea. Vos te encontrás en la redacción con tipos que vienen del diseño, de la programación, del periodismo, del audio, de la fotografía. Si bien en el diario en el papel se da algo parecido, la persona que está allí ya viene con una historia dentro del periodismo. En internet la necesidad de laburar en equipo es fundamental. Cuando yo empecé, había que charlarlo todo. Además estaba el programador”

Sin embargo Villafañe afirmó que la edición digital de El Cronista nació como una sección más, ya que sus trabajos anteriores fueron en las redacciones de las versiones en papel; así como también el editor general, Walter Brown. “Nosotros encaramos la edición del sitio como muchos criterios que provienen del papel”

“La interacción con la redacción es buena, aunque mucho menor de lo que quisiéramos. Cuando el cronista se puso on line (en su segunda época) estábamos físicamente juntos. Habíamos arrancado con la idea de tener un redactor (de la versión digital) en cada una de las secciones, sentado junto con los demás de finanzas, economía o política. La idea era no solo que se produjera una interacción, sino que nosotros lo usábamos como un espía, el cual consultaba la posibilidad de publicarlo en la edición on line, si no era una primicia de este periodista reservada para el día de mañana”

El equipo de redacción de elcronista.com es hoy de 12 personas, de las cuales hay dos especializados en audio y video. “Se dedican a filmar a los periodistas de la redacción que cuentan sobre las noticias.”

La presión de las empresas periodísticas

Por Andrea Lobos

En el prólogo de Operación Masacre, Rodolfo Walsh escribe:

"Esta es la historia que escribo en caliente y de un tirón, para que no me ganen de mano, pero que después se me va arrugando día a día en un bolsillo porque la paseo por todo Buenos Aires y nadie me la quiere publicar, y casi ni enterarse. Es que uno llega a creer en las novelas policiales que ha leído o ha escrito, y piensa que una historia así, con un muerto que habla, se le van a pelear en las redacciones, piensa que está corriendo una carrera contra el tiempo, que en cualquier momento un diario grande va a mandar una docena de reporteros y fotógrafos como en las películas. En cambio se encuentra con un multitudinario esquive de bulto".

En Operación Masacre se narra la otra historia de los fusilamientos de José León Suárez en 1956. Pero no es sobre estos hechos de lo que me interesa hablar. Me interesa detenerme en la observación que hace Walsh sobre los diarios.

Ningún “diario grande” quería publicar la historia del “fusilado que vive”, Walsh se siente decepcionado porque él creía que se iban a disputar la publicación de la nota, pero eso no pasa, por el contrario, “esquivan el bulto”.

Es decir, existía un conflicto de intereses entre las empresas y el periodista, el motivo de ese choque tenía que ver con la historia que se proponía publicar. Una historia que traería demasiados problemas con el poder.

Los periodistas trabajan con su intelecto, elaboran ideas que plasman en notas periodísticas que luego publican en los medios. Para los medios las noticias son el insumo necesario para que el negocio funcione. Más allá de la búsqueda de la verdad, de los ideales, lo cierto es que un diario, un canal de televisión, una radio, es una empresa que busca un rédito económico.

Estos intereses económicos no coinciden con los intereses de aquellos periodistas que creen , con cierto idealismo, que su trabajo es monitorear los actos gubernamentales o dar a conocer “la verdad”. Por lo tanto el periodista padece dos presiones: por un lado el sistema político y por otro la propia empresa para la cual trabaja.

El periodista que trabaja dentro de un medio, lo hace para una empresa que cuida sus intereses económicos, por lo tanto no puede escribir notas, o pretender que se le publiquen investigaciones, que contenga información que de alguna manera perjudique a esos intereses.

Por ejemplo en la película Good night and good luck, citada en el trabajo anterior, el conflicto no es sólo con el poder político, también hay enfrentamiento con la empresa periodística, en este caso con la CBS, una de las grandes cadenas de la televisión estadounidense. Los anunciantes amenazan con retirar la inversión publicitaria si el periodista persiste en las denuncias contra el macartismo. Ante está presión la CBS cede y cambia el lugar del programa dentro de la grilla, de un ocupar un espacio prime time, pasa a los domingos a la tarde. Esto que sucede en la ficción de un film pasa todo el tiempo en la realidad.

Con el paso de los años , los periodistas han aprendido a manejarse entre el sistema político y la empresa, es decir han desarrollado diferentes estrategias de negociación. Los nuevos periodistas saben que deben y tienen que resignar algunas cosas para entrar a trabajar en el sistema de medios, por ejemplo su independencia.

Independencia que muchas veces se ve afectada por las mismas rutinas periodísticas. Los periodistas tienen la obligación de salir a buscar la nota “ya”, de obtener testimonios rápidamente, no importa quién hable, ni lo qué diga, lo que importa es terminar de escribir la nota para llegar al cierre y ganarle al otro medio. Es así como muchas veces se da información que no está lo suficientemente revisada y se dan noticias que no responden a la “verdad”. En otras palabras no hay investigación y si la hay es muy poca. Este hecho resulta sumamente grave, ya que la falta de investigación hace que los periodistas prejuzguen y presenten los hechos desde una mirada hegemónica.

A veces me pregunto que pasaría con Rodolfo Walsh hoy, si tendría un lugar dentro de este periodismo de las nuevas tecnologías y globalizado. Tengo una respuesta pero no es demasiado optimista.

En el fragmento del prólogo citado se deja claro que la empresa periodística no quiere problemas con el sistema político y que no está dispuesta a resignar esa tranquilidad por la publicación de “otra verdad”.

En suma, el problema no es que un medio sea comercial, el problema es que lo comercial se anteponga a otros valores, que se convierta en aliado del sistema político. Entonces tendríamos medios complacientes, con noticias esperables, que no discuten nada. Y si hay algo que caracteriza a un medio periodístico, sobretodo al diario, es la posibilidad de presentarnos otras visiones, las que nos gustan y las que no nos gustan, para poder pensar y analizar, la realidad que nos rodea.